jueves, 14 de julio de 2011

Los efectos psicodelicos producidos por el LSD me hacían sentir vivo en esa cueva, podía sentir el frió viento de Alaska y el cálido desierto del Sahara a la vez... Incluso peor, sentía cada uno de tus poros, el calor de tus labios, pero realmente estaba en medio de la pista de baile, moviendo todo mi cuerpo como si fuera un hippie de los '60, con la música de Crystal Castles de fondo...



Allí solo me encontraba yo.

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