viernes, 18 de marzo de 2011

En ese instante, siento un suspiro detrás de mi, seguido de una caricia que pone en alerta mi piel, un beso suave en el cuello, mi sangre recorre todo mi organismo a la velocidad de la luz, me dejo llevar por el instante, trago saliva, dentro de mi un impulso desenfrenado de darme la vuelta, lo intento, y alguien dice: ¡No! aun no... Mi cuerpo tiembla, una mano me coge la barbilla, cierro los ojos, y cuando los abro, nuestras miradas se quedan fijas, te acercas y nos fundimos en un beso, mil caricias que hacen de nuestra fantasía una realidad, en un momento que parece durar siglos. 

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